A esta altura, ya deben saber lo importante que es realizar prácticas que busquen crear entornos, tanto laborales como sociales, que abracen la igualdad y erradiquen los prejuicios.
Para que puedan empezar a practicar cómo hacerlo, les dejo: 8 trucos para traducir y escribir de forma inclusiva en español.
¿Empezamos?
1. No usar expresiones discriminatorias y usar las formas de tratamiento adecuadas.
Al dirigirnos o referirnos a alguien, tenemos que usar las formas de tratamiento, el pronombre personal y los adjetivos que concuerden con su identidad de género. Si no sabemos con seguridad cuál es, podemos averiguar o preguntarle a la persona involucrada.
IMPORTANTE. Tenemos que ser coherentes: si mencionamos a un varón por su nombre, apellido, tratamiento o profesión, deberíamos hacer lo mismo en el caso de otra persona que no se identifique con el género masculino (también mencionar su apellido, tratamiento o profesión).
2. Evitar expresiones con connotaciones negativas.
Hay ciertas connotaciones negativas que nacen de una concepción estereotipada de los géneros, y lo ideal es evitarlas.
No: Los hombres no lloran. Actúa como una niña.
3. Evitar expresiones que perpetúan estereotipos de género.
Existen expresiones que perpetúan estereotipos sobre los roles socialmente asignados a los géneros. Cambiar este discurso es muy importante y hay que empezar desde nuestro lenguaje cotidiano.
No: Enfermeras y médicos participaron en el estudio. Sí: El personal sanitario participó en el estudio.
No: Puede asistir con su esposa. Sí: Puede asistir con su acompañante.
4. No visibilizar el género si la situación comunicativa no lo requiere.
Para lograr esto, podemos, entre otras cosas, omitir el determinante antes de los sustantivos comunes.
No: Se acercaron algunos periodistas de distintos medios. Sí: Se acercaron periodistas de distintos medios.
5. Emplear sustantivos colectivos y otras estructuras genéricas.
Cuando no sea necesario mencionar un cargo u ocupación haciendo referencia a las personas, se puede hablar del grupo, la institución, el órgano o la función que representan.
No: Los vicepresidentes. Sí: La vicepresidencia.
No: Los alumnos. Sí: El alumnado.
No: Los docentes. Sí: El cuerpo docente.
No: Los ciudadanos. Sí: La ciudadanía.
No: Los jóvenes. Sí: La juventud.
6. Además de los sustantivos colectivos, podemos usar más la palabra «persona».
No: Todos deberíamos tener los mismos derechos. Sí: Todas las personas deberíamos tener los mismos derechos.
7. Usar el pronombre relativo «quien(es)», los pronombres indefinidos «alguien», «nadie» y «cualquiera», y el adjetivo indefinido «cada».
No: Los trabajadores que quieran pedir… Sí: Quien quiera pedir…
No: Algunos opinan… Sí: Hay quienes opinan…
No: Uno dijo que… Sí: Alguien dijo que…
8. Usar adjetivos sin marca de género en lugar de sustantivos y omitir agentes.
No: El desempleo entre los jóvenes. Sí: El desempleo juvenil.
No: La revuelta de los estudiantes. Sí: La revuelta estudiantil.
¡Listo! No parece tan difícil, ¿no?
El lenguaje es un factor clave que determina las actitudes culturales y sociales. Por eso, emplear un lenguaje inclusivo es de suma importancia para promover la igualdad y combatir los prejuicios de género.
Hay muchos consejos y técnicas más, pero con estos ocho trucos ya es más que suficiente para que empiecen a escribir y traducir textos respetuosos sin dejar a nadie afuera.
Si quieren tener todos estos consejos en un archivo al que puedan acceder cada vez que tengan dudas, pueden descargar la guía completa en este enlace.
Bibliografía de inspiración:
Naciones Unidas. Lenguaje inclusivo en cuanto al género.